Desde mi ventana, veo gente que lleva ahí mismo media vida y que jamás había visto antes. Gente que disfruta. Gente que sonríe y también gente que parece sentirse sola y que agradece ver las caras de todos los que nos asomamos. Gente que parece haber llorado. Veo gente que parece seguir con su día a día en su apenas metro y medio de balcón. Que de pronto, hacen todo ahí: desayunan, leen el peridódico, trabajan, hacen bici estática, explican los deberes a los niños, pintan, cuelgan carteles, hablan por teléfono, cantan, tararean, etc.
Desde mi ventana han cambiado ciertas cosas. Ya no es vulgar hablar a gritos con el vecino de enfrente. Ahora es bonito. Ya no es indiscreto mirar qué hacen los de el balcón de al lado. Ahora es casi de buena educación interesarse y preguntar "¿cómo lo llevas?". Hoy no me da igual si la señora que sale siempre a la misma hora hoy no sale. Porque hoy son las 8pm y es el primer día que no sale. Y me preocupo. Y pienso, "Dios mío, espero que siga bien". Y lo espero de verdad. Aunque apenas sepa quién es.
Desde mi ventana veo también mi reflejo y me voy conociendo mejor. Y estoy aprendiendo a ser mejor persona, más tolerante, más preocupada por los demás, más sonriente y amable con aquellos a quien ni siquiera conozco, más empática, más soñadora y más optimista.
Creo que, de alguna manera, mirarnos a través de las ventanas nos está haciendo a todos un poquito mejores.
¿Y si intentamos mantenerlo cuando salgamos, cuando ya no tengamos que mirarnos a través del cristal?
Pensemos en ello...
#YoMeQuedoEnCasa
#QuédateEnCasa